Una mujer y madre sonadora

Una mujer y madre sonadora

Hola! Mi nombre es Vivian Enid Mendoza, tengo 24 años soy esposa y madre de un niño y una niña. Para mi es un placer compartirles un poco de mi a través de esta gran iniciativa de mi amiga Ale.

Hace unos años comencé a pasar por una etapa bonita en mi vida pero también, llena de miedos y muchas frustraciones la cual llevaba en silencio por no molestar a nadie con mis problemas o pensamientos. Fui madre a mis 18 años sin esperarlo, pero ha sido una de las mejores cosas de mi vida. En ese momento llegaron los miedos como le pasa a toda joven que queda embarazada, adicional te atacan muchos pensamientos, añadiéndole que te juzgan por quedar embarazada sin terminar tus estudios o tener una vida estable. Viví un embarazo bueno refiriéndome a que nunca tuve complicaciones pero emocionalmente no lo fue, ya que mi relación en ese momento no era estable, pero; ¿Que relación lo es a los 18 años? Fue una etapa difícil pero la pude superar.

Luego pasan dos años y quedo embarazada nuevamente, donde más me atacó la depresión, son cosas por las que todas pasamos pero no nos atrevemos a publicarlo o hablarlo. Les cuento que en ese momento tenía muchos planes quería comerme el mundo, pero el nuevo embarazo me frustró un poco. Lo asimilo y continúo dando lo mejor de mi cada día, tenia un trabajo estable y quería superarme en ese trabajo; pero no se me dio o mejor aún no eran los planes que Dios tenía para mi. Tuve una decepción la cual pensaba que era mi única oportunidad para supérame laboralmente y decidí renunciar a ese trabajo sin importar nada en ese momento y me fui. Puse mi vida en pausa dediqué dos años o más a estar con mis hijos y ser toda una ama de casa, pero mi corazón soñaba con muchas cosas. Tenía sueños de tener una boutique porque siempre he amado la moda y ese era mi mayor sueño, pero tampoco eran los planes de Dios. Oraba mucho porque la frustración de no poder hacer nada y estar todo el día en la casa con los niños ataca por más que uno ame a sus hijos y ame estar con ellos. Llegaba el momento que me sentía inútil y quería salir corriendo porque es así, esa es la realidad de una ama de casa; desear cosas que sabe que es difícil que se puedan cumplir…

Pero no quedó aquí todo, un día una amiga me salvo la vida; su nombre es Maylee y es un honor tenerla en mi vida. Yo le hice un favor; pero la realidad es que el favor me lo hizo ella a mi. Había comenzado a hacerme el servicio de extensiones de pestañas y me llamaba la atención, pero no estaba segura porque no tenía como pagarlo. Con el dinero que me dio mi amiga (Maylee) pude hacerlo. Desde ese día que tome el curso de extensiones de pestañas mi vida y visón cambiaron completamente. Me vi grande porque creí en mi y comencé a hacer pestañas, comencé a tener clientela y a mejorar todos los días, seguí educándome y no pararé de aprender.

Hoy soy propietaria de Gypsy Studio, un salón de belleza ubicado en Santa Isabel y allí trabajó con tres chicas más, también madres con muchas ganas de brillar. A veces pensamos que por ser mamás se nos detiene la vida, que no podemos hacer nada ya y que nuestra vida solo se quedó en sueños y no es así, podemos salir adelante si no los proponemos. Los sacrificios valen la pena y más cuando lo hacemos por las personas que amamos. Mi vida ha dado un cambio en todos los aspectos, es más estable mi relación,  mis hijos son felices y su mamá también. Las exhortó a creer en ustedes, a luchar y a trabajar por todo lo que quieran en la vida.

Con amor:

Viví💜

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